Si hay unas galletas que me gustan son estas cookies de avena, coco y chocolate ¡no me lo pienso dos veces!

Las galletas de toda la vida no tienen su origen en el continente americano, por más que nos empeñemos en llamarlas «cookies» y que nos las vendan como más americanas que los vaqueros. Su origen es mucho, pero mucho más lejano, y las primeras galletas podrían remontarse al s.VII antes de Cristo en la antigua Persia, actual Irán, uno de los primeros países que cultivó el azúcar. Las galletas surgen ni más ni menos como meras pruebas que después se desechaban, cuando los pasteleros metían pequeños trozos de masa en el horno para probar la temperatura.

Recetas de este tipo de galletas tipo «cookies»  hay a montones, pero como siempre y después de probar, tunear, y formatear un montón de galletas, yo me quedo con ésta de «cosecha propia» que creo que os va a encantar.

Crujiente por fuera y con un corazón tierno por dentro, con su puntito de sal, un intenso aroma a vainilla de Madasgacar, un toque de coco, la textura que le dan los copos de avena y el inconfundible sabor del chocolate las convierten sin duda en una receta de ésas que al menos una vez hay que probar, a sabiendas de que después de esa primera vez vendrán otras muchas, porque encima es sencilla de elaborar y rápida. ¡Vamos, que lo tiene todo oiga!

 

Ingredientes para unas 35-40 cookies

  • 100 gr. azúcar blanquilla
  • 200 gr. azúcar moreno
  • 170 gr. mantequilla a temperatura ambiente
  • 1 huevo y una yema (los míos eran XL)
  • 230 gr. harina
  • 50 gr. de copos de avena
  • 20 gr. de coco
  • 200 gr. de chocolate 70%
  • vainilla de Madagascar (un buen chorro)
  • una pizca de sal
  • media cucaharadita de postre (tsp) de bicarbonato

Paso a paso para hacer las cookies

Ponemos en la batidora (con el accesorio pala o similar) la mantequilla y los dos tipos de azúcar y comenzamos a integrarlos. Añadimos el huevo y la yema batidos y continuamos sin parar de mezclar. Vamos con la vainilla, la sal, el bicarbonato y la harina, que no hace falta ni siquiera que esté tamizada. Incorporamos los copos de avena y el coco rallado y terminamos añadiendo el chocolate troceado.

Podéis usar chips de chocolate, pero yo prefiero picarlo en el Thermomix porque me quedan los trozos de diferentes tamaños y les da a las galletas un encanto rústico y más desaliñado que si ponemos los chips ya preparados.

La masa resultante es una masa pegajosa, no pasa nada, está correcta, no añadáis más harina. Sacad la masa de la batidora con ayuda de una espátula y trabajadla a mano un poquito aunque se os pegue sobre una superficie tipo «Silpat».

¡Lista! Ya os dije que era una receta rápida y sencilla. El único inconveniente  que llegados a este punto le veo,  es que en cuantito empecéis a quitaros la masa que se pega a los dedos a base de lametones, chupetones y «bocaos» varios, corréis serio peligro de no hornear las galletas y zampar la masa así tal cual.

Pasada la tentación de comeros la masa, formad unas bolitas de unos 30 gr. cada una (como una albóndiga, almóndiga, armóndiga o como queráis llamarlas, jajajajaja!) y disponedlas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal o sobre cualquier otra superficie de horneado (teflón, silicona…).

Lo ideal es que una vez formadas las dejéis reposar unos 20 minutos en la nevera, pero si las ansias os pueden tampoco pasa nada por saltarse este paso (yo haré como que no miro, venga!)

Como siempre hornos precalentados a 170º y adentro con ellas durante 15  minutos, no las tengáis mucho más. Si las tocáis pueden parecer blandas, de hecho lo están, pero al enfriarse adquieren la textura que buscamos. Mientras que si las dejáis más rato en el horno quedarán después muy duras.

Cuando estéis horneando las galletas no penséis que la habéis pifiado o que algo no va bien, o que la suegra ha entrado en casa sin avisar, ha sacado las galletas del horno y le ha dado por preparar una receta de albóndigas en salsa al ver cómo se van derritiendo un poco en el horno.  Cuanto más frías las metáis en el horno menos pasará esto, pero en cualquier caso van a quedar perfectas.

Recordad que no tenéis que rectificar la masa aunque quede pegajosa y al disponer las «cookies» en la bandeja, hacedlo dejando bastante espacio entre ellas, porque van a pasar de ser unas simples bolitas a unos galletones de unos 8 cm. de diámetro más o menos (para porciones de masa de unos 30 gr.)

 

 

Al sacar las galletas del horno, dejadlas reposar y enfriar sobre una rejilla y preparaos para empezar a comer galletas «a diestro y siniestro».

¿Qué entras en la cocina a por un vaso de agua? Galleta al canto.

¿Qué pasas por la cocina para ir a la galería a tender la ropa? Galleta entre pecho y espalda.

¿Qué llaman al telefonillo? A por otra!!!

¡Hasta 40 galletas que salen, mirad si hay excusas para pasarse como quien no quiere la cosa por la cocina!

Espero que hagáis la receta y que me lo contéis, y si os apetece probar más recetas de galletas de este tipo consulta  la receta de galletas de avena que tengo también en el blog.

Un beso.

Belén.